Vamos de entrada al punto, aunque en redes sociales nos encanta ver comparaciones entre líderes y jefes, la realidad es que son pura basura. El liderazgo es una cosa, y ser jefe es otra. Puedes ser líder sin ser jefe, puedes ser jefe sin ser líder, puedes ser ambas y puedes no ser ninguna. Así que paremos la tontería y veamos por qué compararlos es lo mismo que comparar peras tropicales con césped artificial.
Líderes y liderazgo
Por definición, el liderazgo existe porque hay uno o varios seguidores. Los líderes existen únicamente si hay seguidores. No existe tal cosa como los líderes natos sin seguidores. El liderazgo es situacional, sucede en un contexto particular que ofrece una oportunidad para liderar.
Es decir, el líder aparece de forma natural o impuesta en una situación específica. Por ejemplo, si un equipo de personas se encuentra en una situación de riesgo o debe enfrentar un reto, es posible que uno o varios integrantes asuman posiciones de liderazgo.
En el mundo de la tecnología, por ejemplo, se habla mucho de líderes y jefes. Vemos con frecuencia cargos similares o equivalentes al líder técnico, jefe de área o director de proyecto o producto. Asociamos personas con diferentes cualidades a cargos específicos donde se espera que se pueda ejercer su liderazgo.
Pero ¿qué es liderar?
Definición de liderazgo
El liderazgo, según la Real Academia de la Lengua Española, es 1) Condición de líder; 2) Ejercicio de las actividades del líder; y 3) Situación de superioridad en que se halla una institución u organización, un producto o un sector económico, dentro de su ámbito.
No ayuda mucho esta definición. Así que vamos a definiciones más interesantes lejos del diccionario.
McKinsey, publicó un artículo en 2022 titulado ¿Qué es liderazgo? donde define el liderazgo como un conjunto de comportamientos utilizados para ayudar a las personas a alinear su dirección colectiva, ejecutar planes estratégicos y renovar continuamente una organización.
Peter Drucker, del que admito no ser muy fan, dice que la única definición válida del líder es aquel que tiene seguidores. Sin embargo, en un artículo de Kevin Kruse – autor del
libro Great Leaders Have No Rules – dice que esta definición es muy peligrosa y simplista. A mí, tanta simpleza me gusta, y al parecer a John Maxwell también. Este último dice que el liderazgo es influencia – nada más, nada menos.
En resumen, para no entrar en visiones románticas del liderazgo, liderar está asociado con la capacidad de influenciar a otros, quienes ejercen como seguidores.
Jefe, el malo del paseo
El jefe, por su parte, está asociado al cargo. Un jefe es, por definición una persona que ejerce un rango o cargo superior al de otra persona en su misma línea jerárquica. Es decir, el jefe tiene, por estructura o normativa organizacional la potestad de dar instrucción o comandar a los subalternos – o personas a cargo.
¿Ese poder convierte a una persona en buena o mala? ¿La persona jefa siempre es la mala del paseo? Seguro que no.
Cargos y roles
Si leyeron con atención, no son lo mismo. Camila y Laura pueden ser compañeras de trabajo, con las mismas capacidades y habilidades, y una ser la jefe de la otra. ¿Por qué? Por muchas razones, tal vez Camila es mejor vendiendo sus capacidades durante una entrevista. Tal vez Laura es mejor para
conversar y es menos nerviosa en la entrevista, lo que proyecta mayor seguridad. ¿Quién sabe? Pudo ser que es día la persona a cargo de tomar la entrevista se conectó mejor con una persona que con la otra. Al fin y al cabo, somos seres humanos susceptibles y variables.
Para efectos de este artículo es irrelevante por qué unos son jefes y otros no.
Sin embargo, para redondear la idea, otro ejemplo. Un ejemplo con ninguna dependencia o relación con las capacidades del individuo. Imaginemos una persona que acaba de tener un bebé. Esta persona se encuentra muy bien calificada para el cargo de «jefe». Cuenta con la experiencia, las credenciales y las referencias. Sin embargo, esta persona decide optar por una posición de menor responsabilidad para garantizar que al «seguir instrucciones» no asume mayores responsabilidades y dispone de mayor tiempo libre o, en su defecto, puede desconectarse del trabajo al volver a casa.
Puede que este último ejemplo te guste o no, pero no siempre la persona jefa es la más idónea para el cargo. Solo debemos comprender que la persona más arriba en la jerarquía organizacional responderá por las personas más abajo, siempre y sin excepción. Eso no lo hace mejor o peor, solo diferente.
Buenos y malos, líderes y jefes
Y viene la dicotomía simplista y mediocre: los líderes son buenos y los jefes son malos. Acaso ¿todos los líderes que conocemos son buenos? ¿no recordamos como millones de seguidores del nazismo terminaron sumidos en la segunda guerra mundial? ¿fuimos testigos de cómo algunos «conocidos líderes mundiales» flaquearon abiertamente durante la pandemia cuando la humanidad necesitaba más su ayuda, cierto? ¿nunca tuvimos un buen jefe o buena jefe? Yo sí he tenido buenos y malos jefes. Y he seguido a buenos y malos líderes.
En mi opinión, lo mejor es ser jefe y líder al tiempo. No solo cuentas con los seguidores, además tienes el poder organizacional, político o militar (según el caso) para tomar decisiones complejas.
Liderazgo anímico
En el imaginario público está que el líder es aquella persona que nos anima y empuja cuando las cosas se ponen difíciles. Como una especie de porrista que nos sube el ánimo cuando nos sentimos desmotivados. La realidad es que el liderazgo es mucho más que eso. El liderazgo es profundamente variado y exige del líder una gran capacidad para absorber la presión y el estrés.
Ser jefe, también tiene mérito. A diferencia del liderazgo, ser jefe no es fácilmente delegable. Si bien, el liderazgo se puede compartir y multiplicar, uno no espera que su jefe le diga un día cualquiera «hoy no quiero ser jefe, te pido que seas jefe por este día». Ser jefe es mucho más complejo y en muchas ocasiones conlleva responsabilidades más allá de la labor encomendada.
Y allí todo se confunde. Indistintamente se cruzan las líneas de ser jefe y de ser líder. Entonces, si estoy motivando a las personas soy un gran líder. Pero si la empresa se enfrenta a una crisis y es necesario recortar la fuerza laboral para garantizar la continuidad del negocio soy un jefe cuando debo despedir a alguien. Esto es, a todas luces, muy tonto.
La violencia de género, la violencia religiosa, el racismo, la xenofobia – tan de moda en nuestro tiempo – y la discriminación se basan en el mismo principio: unos son buenos y otros son malos.
Líderes, jefes y humanos
Para ejemplificar como a veces estos roles y posiciones pueden coexistir y entrar en conflicto, quiero compartirles una anécdota que me hace sentir orgulloso como persona y conflictuado como jefe.
Hace ya varios años lideraba un equipo, no tan grande, no tan pequeño. Teníamos confianza los unos en los otros, éramos cercanos, seguros de nuestras capacidades, nos sentíamos en un entorno seguro, muy a pesar de que el clima en la empresa era más bien de porquería. Quiero pensar que este microclima del equipo era, en parte, mérito de mi liderazgo. Éramos un buen equipo.
Un día, uno de los buenos, un buen miembro del equipo me pide un espacio privado y me cuenta, muy personalmente que está seriamente evaluando una oferta de trabajo buena y que es posible que deje la compañía. Acá entran en conflicto dos roles, el del líder, cercano, consejero, que alienta y mantiene la energía arriba, y el del jefe, que debe cuidar los intereses del equipo, el proyecto y la empresa.
Mi respuesta: primero agradecer la confianza, sonreír y decirle que solo él podía evaluar si era una verdadera buena oportunidad; y segundo, decirle que a partir de ese momento yo lo consideraba como un riesgo para el proyecto y que me veía en la obligación de buscarle un reemplazo o al menos disparar las alarmas.
Conflicto entre líder y jefe
Este es solo un ejemplo y no quiero decir con esto que es lo que siempre se debe hacer. Seguro hay puntos a favor y en contra. Y de nuevo, se presentó una circunstancia particular dentro de un contexto de líderes, seguidores, jefes y subalternos. Si tienes comentarios – buenos o malos – te invito a comentar.
El conflicto ocurre porque mi labor de jefe exigía que los intereses de la empresa y el proyecto estuvieran por encima de la relación de confianza con uno de los miembros del equipo. La confianza que motivó esta conversación me enorgullece como líder porque me define como el líder que quiero ser, cercano, humano, abierto.
No obstante, como jefe, me puso en una posición compleja, exponiendo un fuerte riesgo de abandono de uno de los miembros clave del equipo. Debo ser «el consejero cercano» o el «gerente que mitiga el riesgo».
Desenlace del conflicto entre líderes y jefes
Esta persona dejó el equipo. Era casi inminente antes de nuestra conversación. Y, debo resaltar que por varios años seguimos en contacto. Siempre valoramos no solo la calidad del equipo de trabajo, también la sinceridad y la transparencia. Tal vez gané un amigo y perdí un subalterno.
También mitigamos el riesgo y logramos una entrega del cargo y las responsabilidades fluida y sin retrasos. El proyecto tuvo poco impacto y, al final, esta persona fue a un mejor cargo – nunca hablamos de qué tan mejor resultó siendo, o si incluso lo fue.
Cometí varios errores. Seguro que sí. Salió bien… MENOS MAL.
Las contradicciones posibles entre líderes y jefes
La situación antes mencionada expone claramente como el liderazgo puede chocar a veces con la obligación de ser jefe. El jefe, si o si, tiene la obligación de atender el riesgo de una posible salida. Lejos de ser una posibilidad, el miembro del equipo estaba considerando una oferta tan seriamente que ya lo estaba comentando con su jefe – y cabe aclarar que era jefe del equipo y nada
más, no era como el jefe de personal que tiene recursos a su disposición para reducir el riesgo contra ofertando.
El jefe además tiene la obligación de seguir un procedimiento si este existe. Por ejemplo, contactar al área de gestión del talento – o el área de recursos humanos como la llaman en muchas partes – y reportar el incidente o el riesgo de salida.
El líder puede por su parte, ofrecer un consejo sincero y transparente. Ayudar a sopesar los pros y los contras e incluir, desde luego, pros y contras de mantenerse en el proyecto. Nota mental: creo que ya les dije que la empresa en cuestión nunca fue, y por lo que sé nunca ha sido, un lugar muy agradable para trabajar.
Los jefes toman las decisiones difíciles
Los jefes toman las decisiones más difíciles, no las pueden delegar. Los líderes también toman decisiones difíciles, pero en su rol de líderes pueden delegar esa decisión a otros líderes o incluso a los seguidores.
Nos gustaría que un gran líder favoreciera la continuidad de la empresa por encima de la estabilidad de sus empleados. Nos encantan los ejemplos de grandes líderes humanos que sacrifican la salud de una empresa para cuidar de sus empleados. Y es admirable. Pero. imagina un mundo donde cada líder castiga la salud de la empresa. ¿De verdad crees que siempre se saldrá con la suya? ¿Qué pasa si la empresa quiebra y todos los empleados pierden su trabajo? No siempre las cosas salen bien y no siempre la decisión que parece más humana, lo es al final.
Recuerda que la historia la cuentan los vencedores, no los perdedores. ¿Cuántos jefes humanos quebraron empresas de las que nunca supimos? Es imposible determinarlo.
Líderes buenos y malos, jefes buenos y malos
En estos ejercicios tontos y promotores de la división se plantea que solo los jefes se equivocan. Obvio que esto es FALSO. Tenemos buenos jefes y buenos lideres, tenemos malos jefes y, desde luego, malos líderes.
Un mal líder divide, divide porque su poder se fortalece en la división. ¿Puedes recordar ejemplos en la política actual de líderes cuya fuerza y seguidores se basan en separarse o distanciarse de otros? Imagino que sí. Los ejemplos abundan. A eso lo llaman en alguna literatura “el enemigo externo”.
Creo que el liderazgo y las cualidades que favorecen la aparición y fortalecimiento de los líderes son dignas de estudio y análisis. Creo que nuestras futuras generaciones deberían estudiar habilidades de liderazgo, buena comunicación, buena interpretación y pensamiento crítico durante la escuela. Lo
creo con tanta fuerza que hace unos años ejercí como voluntario de Enlace con la Comunidad de una asociación sin ánimo de lucro cuya misión, o parte de ella, era fortalecer las capacidades de liderazgo, comunicación y trabajo en equipo de estudiantes de primaria y secundaria.
A veces, damos por sentado que el liderazgo es solo para algunos extrovertidos con capacidades de interactuar y comunicar y olvidamos que, incluso un programador retraído y poco conversador como yo, también puede construir habilidades de comunicación y – quiero pensar – de buen liderazgo.
Jefes que son líderes
El reto no está en satanizar a los jefes, sino en hacer que cada vez más jefes sean mejores líderes. Ser jefe no es trivial – aunque cuando era programador pensaba que el jefe no tenía ningún trabajo diferente a decirme «¿cómo vamos?».
Desde luego hay muchos malos jefes, porque somos pésimos para interpretar la diferencia entre hacer y gerenciar. Pero no por eso, los jefes son malos y los buenos son líderes. Hay grandes jefes que no son tan buenos líderes, pero se apoyan en el liderazgo natural o fluido de otras personas de su equipo para ser excelentes jefes. De nuevo, el liderazgo se puede compartir, multiplicar, delegar.
¿Qué opinas de los jefes vs. líderes?
Me gustaría que dejaras en los comentarios que piensas de los memes «jefes vs. líderes». Solo para cerrar les cuento que hace muchos años en una conferencia presenté uno de esos «famosos memes» y explicaba lo que acaban de leer. En resumen, que es un sinsentido. Unos años más tarde,
alguien copió y pegó la diapositiva totalmente fuera de contexto y me citó como la persona que había dicho que los jefes eran malos y los líderes buenos. Sin comentarios.
Yo concuerdo con tu razonamiento en la vida todos desarrollamos muchos roles, y como desarrollamos esos roles esta alineado en como somos como seres humanos, como somos como personas y como actuamos, no depende del sombrero que llevamos, esta mas en la esencia de la que estamos compuestos, y para mi la esencia es la que crece, madura y aprende y es la base para desempeñar los diferentes papeles que tenemos a lo largo de nuestra vida tanto laboral y personal, aunque si creo en una premisa que no todos somos buenos para todo, y cada uno tiene talentos especiales que nos ayudan a ser exitosos en los diferentes papeles en nuestra vida y falencias que cubrimos apoyandonos en otras personas.
Gracias por compartir tu posición y lo ejemplos que ilustran tu punto de vista, esperare con ansias un articulo sobre los servant leaders 😉 .
Gracias Vivi por tu comentario. Que bueno saber que disfrutas desde la distancia mis posts. Voy a pensar en algo para Servant Leadership. Sobre tu comentario, «no todos somos buenos para todo» estoy de acuerdo, pero creo que cada quien escoge sus fortalezas, yo nunca elegí ser «jefe», al menos no de forma consciente, pero se fue dando y le metí ganas. Tampoco me imaginé de profesor, pero le metí ganas. Seguro en el camino fueron saliendo otras oportunidades – no sé, ser investigador o youtuber, pero a eso no le metí ganas y desde luego no se convirtió en una fortaleza.